El vino es algo que nos acompaña en el día a día, es parte de nuestra gastronomía y por ello tiene cabida en nuestra cultura y nuestra rutina. Hay quien disfruta del vino con auténtico entusiasmo, y otros que lo disfrutan sin entender mucho de sus entresijos. Evidentemente, ninguna es mejor que otra, pero sí que es cierto que cuando estamos más cerca de la cultura del vino podemos saborear de manera diferente nuestro caldo favorito.
Por tanto, no es tan descabellado pensar que como propósito para el nuevo año nos pongamos como meta saber más acerca del vino y su elaboración, acercarnos a la cultura vinícola e incluso aprender a diferenciar los aromas y sabores de diferentes cosechas. Pero, ¿por dónde empezamos? ¿Qué debemos saber?
Es funamental tomarnos nuestro tiempo para entender ciertos factores que son determinantes en el vino, tanto en su elaboración como en su disfrute. Algunos de estos parámetros son:
Las variedades de uva. Existen muchas variedades de uvas diferentes, tanto blanca como negra. Conocerlas bien a fondo nos ayudará a diferenciar sus características y potenciar así el sabor del vino.
Los climas y los suelos. En todo el mundo encontramos cultivos muy variados y dispares, y es que dependiendo del tipo de suelo, el vino será de una manera u otra.
Diferentes formas de cultivo. Te sorprenderías al saber cuántas formas diferentes hay de cultivar la vid y también influye en su maduración y formación.
La elaboración del vino en bodega. Es importante conocer cómo se hace el vino, cuál es el procesimiento básico en una bodega y qué opciones encontramos.
El maridaje. Cómo dar con la clave para potenciar el sabor de nuestra comida y de nuestro vino cuando los mezclamos.
Para aprender estos factores es importante empaparnos de sabiduría, leer mucho y sobre todo viajar y conocer de cerca. Acércate a las bodegas de tu alrededor, a los cultivos, prueba vinos de todas partes del mundo y tómate tu tiempo para diferenciar sus aromas.
