Cada vez que tenemos una experiencia gastronómica debemos elegir si acompañarla con vino tinto o vino blanco. Nuestra elección, seguramente, se basará en nuestros propios gustos, pues sabemos diferenciar bien el sabor de un vino tinto frente al del vino blanco, ¿pero sabríamos diferenciar también su elaboración? ¿Acaso se elaboran de manera diferente ambos vinos?
Pues la respuesta es sí. El vino blanco y el vino tinto se elaboran de manera diferente, con un proceso distinto que los caracteriza. A continuación vamos a ver cuáles son esas diferencias.
¿En qué se diferencia la elaboración del vino blanco a la del vino tinto?
La primera y más importante diferente, aunque suene obvia, es la uva utilizada para la fabricación de un vino tinto o blanco. Aunque en algunos casos se pueden mezclar variedades tintas y blancas.
Metiéndonos de lleno en la elaboración, lo cierto es que los vinos tintos llevan un proceso más complejo, que requiere de más técnica y más tiempo. Los vinos blancos, por ejemplo, tras la obtención del mosto, se prensan y pasan a la fase de fermentación, mientras que los tintos necesitan más procedimientos. La maceración siempre debe estar presente en el proceso de los vinos tintos mientras que es opcional en los vinos blancos.
La fermentación, que es cuando el azúcar se convierte en alcohol, también supone una gran diferencia entre estas dos variedades. Por un lado, el vino tinto realiza este proceso en contacto con los hollejos de la uva, mientras que cuando hablamos de vino blanco, se eliminan esos hollejos. Tras este proceso, los vinos tintos pasan por una fase de fermentación maloláctica en barrica, pero solo los vinos blancos de crianza llevarán a cabo este paso.
Estas son las grandes diferencias que nos encontramos en la elaboración de los vinos. De ahí, que sean muy distintos entre sí, ya no solo por su color, sino por otras muchas características. ¿Te gusta disfrutar de ambas variedades? En Presas Ocampo tenemos lo que buscas.