La cultura del vino lleva acompañando al ser humano por muchos siglos. Sin embargo, la industria vinícola ha sido manejada, en su inmensa mayoría, por hombres. Tradicionalmente las mujeres no se han ocupado de esa labor, y hasta hace años, tenían incluso prohibida la entrada a las bodegas.
Sin embargo, por suerte, esto está cambiando. Cada vez son más nombres femeninos los que ocupan un puesto de relevancia en importantes bodegas. Mujeres profesionales que trabajan para mejorar la calidad del vino. Al fin y al cabo un vino es bueno porque se elabora bien, y si el equipo encargado está liderado por hombres o mujeres, no influye.
Amavi (Asociación de Mujeres Amantes de la Cultura del Vino) revela datos interesantes sobre cómo se ignora a las mujeres en este ámbito. Desde ofrecerles un vino blanco como primera opción en casi cualquier restaurante hasta obviar que pueden ser profesionales de la enología.
Y es que, por un lado, según las estadísticas, el 60% de las mujeres beben vino dos veces por semana, del mismo modo que en los últimos 10 años se ha triplicado la presencia femenina en cursos de enología.
Cabe destacar que también resaltan nombres femeninos como críticas de vino, por ejemplo la británica Jancis Robinson, con gran reputación en el sector.
Desde los cargos del laboratorio a estar frente a la uva en la vendimia, el papel de las mujeres en la cultura del vino se va transformando y convirtiéndose más equitativa. Algunas, incluso señalan que por la fisionomía de la mujer, estas son capaces de percibir olores que un hombre no puede.
Sea como fuere, desde Presas Ocampo nos alegramos que el universo bodeguero evolucione y se abra a nuevos profesionales que deseen dejar todo su conocimiento en conseguir un mejor producto.