El clima es decisivo en la calidad del vino porque determina, junto a otros factores, que la calidad de la uva sea óptima. Es por eso que la ubicación de los viñedos es fundamental, tanto como la elección de las variedades plantadas como en la maduración final de la fruta.
La viticultura consiste en el trabajo diario para que la vid pueda desarrollarse cada año cumpliendo su ciclo vegetativo en las mejores condiciones posibles. Si bien es cierto que hay factores que no se pueden controlar, como las plagas o cambios bruscos de temperatura, también es verdad que el clima o los nutrientes son elementos decisivos en el proceso.
¿Cómo afecta el clima a la calidad del vino?
Para conseguir la madurez adecuada de las uvas es necesario que estas se encuentren por un período prolongado en temperaturas medias suaves. Es por eso que las grandes producciones de vino se encuentran localizadas en grandes franjas a lo largo de todo el mundo, franjas donde estas son las temperaturas predominantes.
En la Tierra nos encontramos dos grandes zonas:
- Hemisferio Norte: Desde el Círculo Polar Ártico hasta el Trópico de Cáncer, con viñedos entre lo 32º y los 51º de latitud.
- Hemisferio Sur: Desde el Círculo Polar Antártico hasta el Trópico de Capricornio, con viñedos entre los 28º y los 42º de latitud.
Dentro de cada una de estas zonas nos encontramos con climas más cálidos o más frescos, en función de la latitud. Esto condiciona también la distribución de las diferentes variedades de uva, ya que cada una tiene sus propias limitaciones geográficas. Eso sí, no podemos olvidar que el cambio climático está afectando sobre toda esta distribución.
En Presas Ocampo somos conscientes de que nos encontramos en un lugar privilegiado, con un clima exquisito la mayor parte del año y que, en parte gracias a eso, podemos presumir de vinos de alta calidad. Si quieres saber más sobre nuestra cosecha, no dejes de visitar nuestra página web.