El verano es sinónimo de buen tiempo, calor y apetito de bebidas y comidas frías. Da igual que sea solo o en compañía, una bebida fresquita para aliviar los síntomas del calor siempre es bien recibida.
En esta época del año quizás el vino blanco es más aclamado que el tinto precisamente por la temperatura en la que se suele servir. Sin embargo, el vino tinto también puede ser nuestro mejor aliado. Tomándolo, por ejemplo, en un tinto de verano.
El tinto de verano se ha convertido, como su propio nombre indica, en una de las bebidas más aclamadas de esta temporada. No es de extrañar, su sabor y su temperatura nos cautivan.
¿Dónde encontramos el origen del tinto de verano?
Si nos remontamos a los orígenes del tinto de verano, no hay teorías muy claras. Sin embargo, una de las más probables se remonta en una venta de Córdoba a principios del siglo XX. En este tiempo, existía en la ciudad una venta frente al camino que llevaba al Cañito Bazán. Allí acudían artistas y cantautores, por lo que se convirtió en un local de referencia rápidamente.
En la Venta de Vargas mezclaban el vino con gaseosa, y rápidamente pasó a llamarse “tomarse un valgas”. Esta expresión puede venir por el acrónimo “Val-gas”, Valdepeñas con gas, que después derivó en Vargas.
Sea cual sea su origen, lo cierto es que el tinto de verano nos encanta y nos parece una manera original y refrescantes de saborear el vino tinto en verano. ¡A disfrutar!