Ser consumidor de vino no tiene por qué implicar tener conocimientos profesionales sobre el mismo. Sin embargo, solo necesitamos un poco de información sobre enología para conocer algunas características de nuestro caldo favorito que nos ayuden a saborearlo y valorarlo mejor. Ejemplo de ello son las lágrimas del vino, de las que hoy queremos hablar en Presas Ocampo.
Cuando decimos lágrimas del vino nos referimos a las gotas que quedan en la copa después de agitarlo. Y es que algo tan sencillo como esto nos puede ofrecer mucha información acerca del vino que estamos a punto de probar. A continuación te daremos algunos trucos para que tú también puedas sacar, a partir de ahora, tus propias conclusiones con cada copa de vino.
En este proceso podremos saber la sensación de suavidad del vino en nuestro paladar, así como el componente alcohólico que tiene. Por ejemplo, una lágrima densa que se desliza lentamente por la copa nos indica que estamos ante un vino con cuerpo, untuoso y con bastante alcohol. En el caso contrario, una lágrima débil que se mueve con cierta rapidez, nos indica un vino más suave y con menos alcohol.
Básicamente, las lágrimas del vino se generan por la cantidad de alcohol que tenga el vino, aunque también existen otros factores que pueden influir como por ejemplo el grado de limpieza de la copa o una diferencia notable de temperatura entre el vino y la copa. Por lo que si queremos hacer una observación profesional de las mismas, deberemos tener controlados todos los aspectos internos y externos.
Ahora que ya tienes un poco más de información sobre las lágrimas del vino, te invitamos a practicar tu propia cata con cualquiera de los productos de Presas Ocampo. Además, estaremos encantados de que nos hagas llegar tus observaciones y progresos.
